Yo, con este trabajo vibro.  – El Cruzado Aragonés 27/11/2020

Yo, con este trabajo vibro. – El Cruzado Aragonés 27/11/2020

Lolo Sampedro

El Cruzado Aragonés, 27/11/2020

IRENE GARCÍA CARBONELL. Fundadora y gerente de Ediciones de Salinas.

A Irene García Carbonell la vocación y la vida se le reconciliaron a los cincuenta años. Su amor por la lectura y la escritura siempre estuvo en ella aunque latente, a merced de las carambolas del día a día, los años, que le arrastraban por otros derroteros. Hizo una carrera,  ingeniería de telecomunicación, que no ejerció, o muy poco; no le gustaba, era infeliz, la salud lo pagó. Casada joven, se acomodó en el papel de acompañante del marido, madre de dos hijos, nada malo, viajó mucho, sin apreturas económicas, pero algo faltaba, «siempre con mis novelitas en la cabeza. Cuando volvimos a Barcelona en 2001, fue la primera vez que dije ¿qué es lo que te hace ilusión?: sentarme y escribir, como si fuera un trabajo, era donde yo era verdaderamente feliz», recuerda. El querer y el poder coinciden ahora en la pequeña localidad de Salinas (en la parte que pertenece administrativamente a Bielsa), donde Irene ha fijado su residencia y fundó en 2019 Ediciones de Salinas, una pequeña editorial que maneja en solitario con la vocación de publicar nueva narrativa española.

Nada la unía con Sobrarbe, ella es de Barcelona, y su segundo marido de Álava. Hasta allí la llevó el deseo de su pareja de retirarse en un pueblo, «él pilotaba avionetas, había visto el valle de Pineta desde el aire y un día, aún novios, me llevó a dar una vuelta por el Pirineo, como en Memorias de África (se ríe). Y dijo: cuando me jubile quiero vivir aquí. El quería magnificencia, los tresmiles y yo estaba enamorada perdida». Así que cada quince días subían a Sobrarbe, con los deberes hechos, casas a la venta que visitar. No fue nada fácil dar con el sitio, en los dos años que duró la búsqueda se encontraron con precios elevados y burocracia. «Hay un agarre muy grande al patrimonio también en Sobrarbe. He visto casas caerse que están pidiendo 100.000 euros. Dos mil metros de rústico, para hacer qué. Tengo amistades que cuando vienen se tambalean; dicen, ay, si fuera más barato, igual… Cuando hablan de esa España vaciada, que es un drama, no siempre es culpa de los de fuera, hay mucho desorden en las administraciones, en el catastro… linderos que no se sabe dónde están, negativas a proyectos serios, con una estética: tejado a cuatro aguas, no; ventanas con cuarterones, no… Ya pensamos que nos veían como invasores, pero al final estamos encantados, nos hemos encontrado con un pueblo maravilloso». Desde el primer día el trato fue acogedor, «tanto en el Mesón de Salinas como en el mismo pueblo», con gentes que se le ofrecían: «déjame las llaves de tu casa que si te vas te riego las plantas…», cosas así. Y una vez instalada, con un trabajo administrativo que puede ejercer a distancia y le asegura lo básico, empezó a barruntar sobre qué hacer allí, «ganadería, animales, turismo… barajé tener una casa rural. Y me preguntaba ¿es lo que quieres?, ¿qué quieres?» Ya sabemos la respuesta: «yo quiero libros». Así que al final se lanzó a por la editorial.

Irene García no era nueva en estos menesteres. Tras su divorcio, concatenó varios trabajos hasta encontrar uno en la editorial Gustavo Gili de Barcelona. Se le encargó llevar los catálogos en lengua inglesa y más tarde de lengua portuguesa, pero «aunque me hubieran contratado para almacén hubiera cogido el empleo. Fue el trabajo más emocionante de mi vida, ha sido mi escuela, porque tuve compañeros y en concreto una, Pepita, que me lo enseñó todo». Llegó la crisis y en 2012 tuvo que marchar, por suerte, a otra reconocida editorial, Norma, pero allí el trabajo era menos emocionante, más administrativo, no obstante la experiencia sirvió para manejarse ella en el oficio de editora, cosa difícil sin autores a los que publicar. En esta parte le echó una gran mano Antonio Vila Bielsa, «autor de Plan, que tiene novelas y relatos publicados, ya tiene cierto arraigo en la zona», del que supo «en otra de esas carambolas de la vida, en la barra del bar del Mesón de Salinas. Es muy humano, es muy llano, en el buen sentido, no pretende florituras, y lo que te narra es puro Sobrarbe, son las historias de allá y por eso empezamos». Con los relatos de Vila, Fue la vida (la que nos cambió), comienza la andadura de Ediciones de Salinas y su colección Nuevas Voces de Narrativa Española, en la que ella se da el gusto de incluir su novela Y nunca más me haré a la mar, editada en Granada dos años antes. En 2019 llegó a publicar un tercer libro, éste para niños, Berto, el pensamiento y el resto… de la jacetana Lourdes Aso Torralba con el que inició la colección infantil Compañeros de lecturas, de momento embarrancada por la pandemia. Sin embargo, a la de adultos se han podido sumar este 2020 otros tres ligados a Barcelona, «Marimén Ayuso con Los vértices de Dios y Miguel Ángel Martín que es madrileño afincado en Barcelona, con Deriva Continental, XI Premio Círculo de Lectores de Novela. Y luego el libro de relatos Seis pecados capitales, que es del grupo Bojador, donde hay un batiburrillo de autores residentes en Barcelona».

García se encarga de casi todo, « mi trabajo es en casa, es maquetar y diseño de la cubierta. Y a partir de ahí al impresor, del impresor a los almacenes de los distribuidores. Prames me hace toda España, salvo Cataluña, de forma directa o asociada con otros distribuidores de otras comunidades». Los libros se imprimen en Huesca, «estoy mirando impresores en Barbastro», y las tiradas son prudentes, 250 ejemplares en la primera. Y aun así:

¿Qué tal la economía?

– Fatal, en esta editorial estoy metiendo mis ahorros y la jubilación también. Igual de mayor seré una editora
mendicante.

A cambio, ¿por fin estás a gusto?

– Yo con este trabajo vibro. Tengo otro trabajo. Llevo la administración de una empresa que se dedica a gestionar patrimonio industrial, lo hago en un horario establecido en la mañana, y ya por la tarde, la editorial. Siempre hago la broma de que este año y medio me ha costado como si me hubiese ido de vacaciones a Tailandia. Cuando mis amigos me dicen: hemos ido de vacaciones a no sé dónde, yo les digo: pues yo no voy a ningún lado, ¡pero tengo una editorial!

Lolo Sampedro

 

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