Corre el siglo XIII en Aragón. El rey Alfonso II ha muerto y su joven hijo Pedro, que reinará como Pedro II, le sucede.

En Ricla, la noble familia Martínez de Luna ha hecho que sus dos hijos Martín y Juan se formen en el palacio de la Zuda en Zaragoza. Martín, el mayor, para suceder a su padre con todo el patrimonio, Juan, el «segundón», para pasar a servir en la Orden del Hospital, como caballero hospitalario y, ya reinando Pedro II, como uno de sus más apreciados mesnaderos.

Es a través de los ojos de Juan, el caballero hospitalario, que podremos seguir los devenires del reinado de este rey. Las luchas internas de poder con su madre y las externas, contra los sarracenos y la que será la tumba de Pedro II: la Cruzada Albigense.

Juan, hombre formado en la obediencia, el honor y la fe, tendrá que lidiar con su fuero interno para cumplir con la palabra dada a su padre y con la promesa de servir a su rey, y también tendrá que enfrentarse a la incomprensión de su hermano.

Fiel a su palabra, su honor, hasta la muerte de todos a quienes se la dio, Juan vivirá todo el desarrollo de la Cruzada Albigense, no sin salir de ello profundamente herido en su alma.